martes, 17 de enero de 2017

Lectura recomendada: La vorágine



El caucho es un polímero elástico, materia prima para la fabricación de neumáticos y de otros productos importantes para la sociedad moderna. En un comienzo se obtuvo a partir de una emulsión lechosa llamada látex procedente de la savia de un cierto número de plantas, y eso se mantuvo hasta que durante la Primera Guerra Mundial los químicos alemanes lograron sintetizarlo a partir del butadieno. El caucho sintético, sin embargo, no hizo disminuir la extracción de látex de las plantas debido a su enorme demanda, y por eso incluso en nuestros días éste se continúa obteniendo.

Es precisamente la invención del neumático por John Dunlop en 1887 lo que hizo del caucho un producto valioso, hasta tal punto que se le comenzó a considerar como el oro blanco de la selva suramericana. Por esas fechas el caucho natural era la única fuente disponible y, como siempre suele suceder en esos casos, pronto apareció gente sin escrúpulos con deseos de enriquecerse produciéndolo. El hecho de que las plantas capaces de servir para la obtención del látex crecieran en lo profundo de la intrincada selva amazónica no resultó en un impedimento, como podría pensarse, sino más bien en todo lo contrario, y las compañías que se dedicaron al negocio supieron aprovechar ese aislamiento perfectamente y contrataron como capataces a hombres dispuestos a todo para conseguir la mano de obra local, los indios del amazonas, o para obligar a otras personas, muchas veces por medio de engaños, a convertirse prácticamente en esclavos. Pero los que más sufrieron fueron, sin dudas, los indios, y las atrocidades cometidas por los criminales empleados de las compañías caucheras no tardaron en ser reveladas de un modo u otro por la gente consciente.

El escritor colombiano José Eustacio Rivera fue una de esas personas, y por eso es conocido no sólo por su obra poética. En la novela La vorágine, que salió a la luz el 25 de noviembre de 1924, y es considerada como un clásico de la literatura de su país y de Hispanoamérica dentro de la corriente del modernismo latinoamericano, aun si también se la pudiera incluir dentro del costumbrismo por la recreación que se hace en ella de las culturas rurales, se exponen crudamente las duras condiciones de vida de los colonos durante la fiebre del caucho, así como la esclavización de los indígenas de la región de la Amazonia.

 

La trama de la novela nos lleva con Arturo Cova, primero a las llanuras orientales, a donde éste va con su novia, Alicia, para liberarse de las convenciones sociales de la sociedad de la capital colombiana de principios del siglo XX. La llanura representa la libertad perdida y Cova hubiera permanecido en ella de no ser por la ruptura con Alicia y la noticia de su entrada en la selva. La recuperación de Alicia es el pretexto para que Arturo Cova deba internarse en los dominios de los caucheros y revelarnos ese mundo lleno de crueldad y de personajes pintorescos.

En cuanto a su estilo, la novela destaca por sus paisajes verbales y el detalle de las situaciones de violencia. Y eso no es lo único que la distingue de otras obras de la época. En ella fue superado el argumento con un solo plano narrativo y en lugar de estar formada por una sola historia se entremezclan varias de ellas, como las del cauchero Clemente Silva, en busca de su hijo, la de Fidel Franco y la de Helí Mesa.

En resumen, La vorágine es una novela impecablemente escrita y digna de ser leída por su profundo contenido, y es por eso que recomendamos sin dudarlo su lectura a todos los amantes de la buena literatura.

La novela también ha sido llevada a la pantalla, en primer lugar en 1949 en México, en donde se produce la película "Abismos de amor", basada en ella y dirigida por Miguel Zacarías. Y en segundo lugar en 1975, cuando la empresa colombiana de televisión RCN le hizo una versión en formato de telenovela.

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