La visita a otros mundos no es nada
nuevo para los lectores de novelas de ciencia ficción, e incluso en obras del
género tan tempranas como la “Historia cómica de los Estados e Imperios de la Luna”,
escrita por Cyrano de Bergerac en 1657 como la primera parte de “El otro
mundo”, ya se describe un encuentro con una supuesta civilización selenita
después de una visita a nuestro único satélite.
El caso de la Luna no es nada extraño si
se piensa, pues a diferencia de otros cuerpos celestes más lejanos, es harto
visible desde la Tierra sin tener que hacer el más mínimo esfuerzo. Por eso ha
sido desde antaño una fuente de inspiración no sólo para los poetas, y es
probable que la historia más conocida sobre una visita a sus valles y a sus cráteres
sea la que nos cuenta el escritor francés Julio Verne en su novela de aventuras,
publicada en 1865, “De la Tierra a la Luna”, con la notable particularidad de
que lo hizo intentando no sólo entretener a los lectores, sino también,
describir por primera vez, con la seriedad de un científico, los muchos
problemas a resolver para llevar a cabo una empresa de esa índole. Y es
necesario reconocer que dicho intento resultó tan logrado que hasta el sitio
desde donde Verne decidió lanzar su bala de cañón es desde donde en nuestros
días se lanzan realmente los vehículos espaciales de los EE.UU.
Pero la Luna no es, ni mucho menos, el
único cuerpo celeste que ha llamado la atención de los escritores, a pesar de
haber tenido una función fundamental a la hora de hacer que los seres humanos
miren hacia las estrellas, como lo resalta en uno de sus libros el escritor y
divulgador científico norteamericano, Issac Asimov, cuando dice que la Luna es
la responsable principal de que los humanos nos hayamos interesado más rápidamente
por los asuntos del cosmos. La invención del telescopio posibilitó la visión de
otros muchos cuerpos celestes, exaltando pronto la mente humana con esa vista
de mundos de fantasía, e incitándola a imaginar otras sociedades diferentes, y
hasta otros planetas ficticios, aun si a muchos de ellos ya se los conocía
desde la antigüedad más remota.
Y a uno de esos otros mundos, que
siempre llamaron la atención de las personas por su color rojo visible a simple
vista, es a donde nos lleva Kim Stanley Robinson con su libro “Marte Rojo”, que
como su nombre lo indica, nos da un paseo por Marte bastante detallado, y nos
muestra con increíble maestría cómo podría ser colonizado por el hombre.
“Marte Rojo” forma parte, en unión a
“Marte Verde” y “Marte Azul”, de la Trilogía marciana. Escrito en 1992 es un
claro exponente de la llamada ciencia ficción dura, y por esto se acerca más a
la obra de Verne que a la de Bergerac, pues aun cuando mucho de lo que se
describe en sus páginas continúa siendo ciencia ficción, y lo será todavía
durante un tiempo, no por ello resulta imposible pensar que se pueda realizar
en un momento del cercano futuro. El autor no se detiene sólo en esto, sin
embargo, y además de mostrarnos los problemas de una colonización de Marte desde
un punto de vista técnico, nos muestra también de un modo particular los
posibles problemas derivados de las costumbres y creencias de los seres humanos
encargados de llevar a cabo la titánica tarea, y los conflictos que podrían
producirse debido a unas y otras, describiendo incluso el surgimiento de nuevas
religiones y organizaciones sociales.
El libro está escrito de manera que
cada capítulo sigue el desenvolvimiento de uno de los personajes, uno escogido
de entre los primeros cien destinados a ser la vanguardia de la humanidad,
destinados a preparar el planeta Marte para la vida humana. Y por eso la trama
de cada capítulo se entrelaza con la de los otros y la complementa, con la
peculiaridad de que los hechos están narrados desde un diferente punto de vista.
Por estos y por otros motivos es que
recomendamos su lectura, y la consideramos interesante, sin darle demasiada
importancia a que “Marte Rojo” no sea el primer, ni probablemente el último,
libro que aborda el tema de Marte. Los lectores amantes de la ciencia ficción
deben recordar también la Serie marciana de Edgar Rice Burroughs, autor además
de la conocida novela “Tarzán”, donde John Carter llega a ese planeta, llamado
Barsoom por sus supuestos habitantes, y se ve envuelto en emocionantes aventuras
en compañía de otros guerreros y princesas; o las famosísimas “Crónicas
marcianas” de Ray Bradbury, en las que se describe también la llegada a Marte y
la colonización de ese planeta por parte de los humanos. Y confiamos en no
estar errados en recomendar esta lectura, no sólo por lo dicho y por el premio
Nébula y del British Science Fiction Award ganado por el autor con la novela,
sino debido a que el propio Arthur C. Clarke, un maestro reconocido de la
ciencia ficción, la calificó como la más lograda novela sobre la colonización
de Marte nunca escrita.
Puede hacer y enviar la reseña de sus libros favoritos a katharsismagazine@gmail.com para recomendar esa lectura.
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