Los gancheros del río
Tajo llevaron maderadas durante años desde el curso alto del río, en donde se
cortaban los árboles de dimensiones adecuadas, hasta Aranjuez, en la provincia
de Madrid, donde la mercancía era entregada.
Las maderadas estaban compuestas
por una elevada cantidad de troncos sueltos que flotaban corriente abajo, y eso
hacía del oficio del ganchero, en nuestra época extinto, un oficio peligroso
que no toleraba errores y requería de hombres esforzados, y de un conocimiento
extenso del curso del Tajo; no sólo de parte del Maestro de Río, sino de cada
uno de los individuos pertenecientes a cada una de las tres compañías que éste dirigía:
la delantera, la del medio, y la de la zaga, los que como únicas herramientas
de trabajo para ello tenían un bichero y su pericia.
Y precisamente estos
hombres, que durante cinco siglos acarrearon maderadas hasta que, bien entrado
el siglo XX, el desarrollo del transporte los relegó a los museos, son los
protagonistas de la novela de 1961, El
río que nos lleva, del escritor, humanista y economista español José Luis Sampedro (1917-2013), una novela
que, sin dudas, es un verdadero homenaje a los gancheros.
El libro está organizado
a partir de tres exagramas del Libro de
las Mutaciones: KAN, TCHAN, y LI, y la trama transcurre en los años
cuarenta, y se inicia en las cercanías del pueblo de Zaorejas, en la Serranía
Ibérica. Es en esa región donde Roy Shannon, un irlandés de 32 años, excombatiente
de la Segunda Guerra Mundial, comienza su vagabundeo por España en vez de
regresar a su país. Esto lo lleva a conocer a Paula, una mujer envuelta en las
sombras, y a los gancheros de El Americano, en una época emigrante en el Nuevo
Mundo y ahora capataz de la ganchería. El irlandés se decide a unirse a ellos
durante su peligrosa travesía río abajo, y con ello nos lleva de región en
región, por los parajes de Alpetea, Huertahernando, Huertapelayo, Valtablado
del Río y Ocentejo, hacia los barrancos y parameras de La Alcarria, pasa
entonces por los pueblos de Carrascosa, Trillo, Viana y Zorita de los Canes,
situados a orillas del Tajo, y espacios naturales como Entrepeñas y el tajo de
Anguix, y continúa con la maderada por los sotos de Mazuecos, Fuentidueña y
Buenamesón, hasta llegar al Real Sitio de Aranjuez.
El
río que nos lleva,
sin embargo, no se detiene solamente
en recrear la vida nómada de los gancheros y los paisajes por donde pasaban,
aun si gracias a ella su autor fue nombrado en 1991 Hijo Adoptivo de
Guadalajara. También se pueden encontrar a lo largo de sus páginas las
costumbres de la gente de la época, y los problemas con los que lidiaban debido
a las diferencias sociales, el caudillismo, la corrupción, y hasta nos da una
idea de las creencias y las celebraciones religiosas. Y es por esto que resulta
una lectura recomendable, pues resulta instructiva además de entretenida.
Para finalizar se debe
decir que la novela fue llevada a la gran pantalla por Antonio del Real en
1989, con guión de Antonio Larreta y música de Carles Cases y Lluis Llach. La
película mantuvo el mismo título del libro y fue el propio Sampedro quien, en
unión a del Real, supervisó su guión.
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esa lectura.
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